martes, 10 de noviembre de 2009

Conections?

Camine bajo las calles altas de una ciudad de nombre europeo y afrancesada. Creo que las calles son como botellas insurgentes de mensajes de naufragos indecisos y temerosos de gritar al viento su amor. Estuve enamorado mientras danzaba en los adoquines y creo que ahi cayo el primero de los recuerdos. Recorde luego que tengo rencor con todo el pasado en conjunto y no me importa. No me importan esos autos que recorren el asfalto, no me gustan las sonrisas teñidas de lujuria ni la perversión a mi lado. Soy un pervertido, lo admito. Admito que siempre fui lo que quise ser y que nadie me ha reprochado absolutamente nada de nada. Por que la nada existe, precisamente por que es imposible, porque expresa la negación de un todo donde la sensación de estar esta contemplada. Y contemple la marea, el lago, la dunas. Anduve haciendo una travesía a través del Gobi en Verano del 98'. Me enamore de Lydia en el 98' cuando aún eramos demasiados jovenes para hacer el amor y demasiado grandes para regalarnos golosinas. Siempre me gustaron las golosinas de la casa de Lydia. Cuando cumplí los 14, me gustaba más la piel de Lydia que sus golosinas. Supongo que el dulce se halla más en los labios, aunque lo fantastico del contacto siempre ha sido la posibilidad de un choquecito electrico. Algún fenomeno físico anunció tormenta el día que saque de la biblioteca publica un ejemplar de Bestiario bajo la consigna literatura fantastica. Creo que conoci París y su sexo esos años de juventud oproba y deseo inconstante. Me volví socialista y pensé que el mundo debía cambiar a fuerzas de golpes. Los golpes en sí no duelen, generan el efecto de dolor. Si asociariamos la sensación del contacto violento con risas, por ejemplo, sonreiríamos en la tortura. Sin duda el 76'-83' fue una época de mierda. Esa mierda fascista que aún se destila de los corazones de los diarios Nación y Clarín. Son todos iguales. Son todos espejos. Los espejos no reflejan más que la imposibilidad de desdoblarse y vivir vidas paralelas. Cuando cumplí los 18 intente ser alguien más, alguien distinto. Para cambiar hay que destruir las raíces y la tradición. Desgajar las navidades pasadas y morir. Para siempre y por siempre. Pero cuesta erigir una identidad. Nunca la tuve. Tener me resulta odioso. Odio la idea "Tener novia" como si fuera un objeto, una pertenencia, una medalla a mi valor por animarme al intricando mundo de las polleras y las indirectas. Implícitamente, soy feliz. La felicidad suele ser en el común una suma de hechos agradables y chatura política, ideológica o existencial: esto nunca es posible. Las posibilidades solo se dan cuando uno las busca. Me canse de buscar explicaciones, de tramar tramas, enredar redes y recorrer el recorrido de tus versos. Lo hago simplemente porque acabo de salir. Lo hago por que ahora piso el suelo bajo mis pies. Porque quiero verte quejandote del calor con un bikini ajustado que libere mis fantasías. Es por eso que salgo a la calle y camino bajo ellas, recordando una vez más porque este nombre de ciudad es europeo.

No hay comentarios: